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Foto tomada por José Malanca en 1928. |
- Jose Carlos Mariategui nació en Moquegua
José Carlos nació en Moquegua el 14 de junio de 1894 y fue hijo de
Francisco Mariátegui Requejo y doña María Amalia La Chira Ballejos.
Luego, junto a su madre se trasladó a Huacho, donde pasó su infancia
y empezó su educación primaria en 1901.
- Una enfermedad lo obligó a ser autodidacta
Pero tuvo que interrumpir sus estudios porque se le presentó la secuela de un accidente que había sufrido meses pasados, por lo que fue
trasladado a Lima.
Allí fue internado en la Clínica Francesa, desde el
20 de octubre de 1902 hasta el 1 de febrero de 1903, hasta “consolidar la anquilosis de la pierna izquierda”.
Durante la enfermedad y la convalecencia, José Carlos tuvo que resignarse a no ser como los otros niños y desarrolló los hábitos de lectura y reflexión. A partir de entonces, se convirtió en un autodidacta.
- Alcanza rejones en la Prensa
En 1904, cuando tenía 10 años y cuando presumiblemente había superado sus males, ingresó en los talleres de “La Prensa”, uno de los periódicos más populares de dicha época, como alcanza rejones, que
eran unas pequeñas barras de metal que usaban los linotipistas para
alinear las letras de plomo y hacer la composición de textos. Luego, se
dedicó a dictar los manuscritos a los linotipistas y terminó de redactor
de artículos culturales en el periódico.
- Su consolidación en el Periodismo
Desde 1914, a los 21 años de edad, empezó a tener una columna fija
en “La Prensa”, comentando los eventos culturales y sociales, con el
seudónimo de “Juan Croniqueur”. Sus artículos eran muy esperados y
leídos, manteniéndose en el diario hasta 1916. Después pasó a “El Tiempo”,
otro importante periódico, donde estuvo
trabajando entre los años 1916 y 1919.
Paralelamente a su trabajo en los mencionados periódicos, se desempeñaba
también como columnista de importantes revistas, tales como “Mundo limeño”
(1914), “Lulú” (1915-1916) y “El Turf”
(1915-1916).
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Su primera credencial como redactor del Períodico el Tiempo |
“Juan Croniqueur” escribía muy
bien, demostrando grandes conocimientos en cada tema y notándose que su propio esfuerzo
educativo iba dando mejores frutos a medida que pasaba el tiempo, de ahí que la intelectualidad
de esa época lo leía con admiración y regocijo. Uno de los que
más gozaba con dichas crónicas
era Abraham Valdelomar (1888-
1919), famoso por sus cuentos,
en los que sobresale “El caballero carmelo”, y quien se había hecho amigo de José Carlos Mariá-
tegui desde las épocas de “La
Prensa”, periódico en el cual el
asiduo parroquiano del Café
Concert publicaba sus poesías y
cuentos.
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Firma de José Carlos Mariategui |
- Su amistad con Valdelomar
Mariátegui dice de Valdelomar:
“Valdelomar no logró realizar plenamente su personalidad rica y
excelente”... “Valdelomar reunía,
elevadas a su máxima potencia,las cualidades y los defectos del mestizo costeño”... “Su personalidad
no sólo influyó en la calidad espiritual de una generación de escritores. Inició en nuestra literatura una tendencia que luego se ha acentuado... Buscó los temas en lo cotidiano y lo humilde. Descubrió, inexperto pero clarividente, la cantera de nuestro pasado autóctono”. A su
vez, Valdelomar encabezaba sus cartas con “Mi querido José Carlos”,
diciendo a continuación: “Es usted el único producto biológico que recibe cartas mías”. Se despedía con un elocuente: “Te abrazo con toda
mi alma, cojito lindo”.
- Un artículo periodístico
que mereció un premio
El 4 de setiembre de 1916 publicó un artículo titulado “La procesión
tradicional”, la del Señor de los Milagros, que ganó el primer premio
de un concurso convocado por la Municipalidad de Lima.
En los primeros días del mes de noviembre de 1917, José Carlos invitó a sus seguidores a asistir al cementerio Presbítero Maestro para espectar la danza de la bailarina rusa Norka Rouskaya, al compás de “La
Marcha Fúnebre” de Chopin. Evidentemente, era una mataperrada o
un irreverente acto contra la celebración de Todos los Santos, que en
el Perú se recuerda cada 1 de noviembre.
- Critica al militarismo y la
política tradicional
En 1918, junto a César Falcón, fundó la revista “Nuestra época”. Salieron únicamente dos números, los
días 22 de junio y 6 de julio. Mariátegui publicó varios artículos con su propio nombre, y entre los colaboradores de la mencionada publicación aparecían
los nombres de Abraham Valdelomar, Félix del Valle,
Percy Gibson, Carlos del Barzo y César Vallejo. Fue
una publicación que, en general, criticó al militarismo y a la política tradicional, resaltando la necesidad
de combatir ambas lacras con la férrea unidad entre
la clase obrera y los universitarios, la que, a su vez,
impulsaría las luchas sociales.
- Un periódico que apoyó las
luchas sociales
Junto al mismo César Falcón, el 14 de mayo de 1919
fundó el diario “La Razón”, que duró hasta el 8 de
agosto de dicho año. En dicho periódico, así como en
otras publicaciones y en sus tertulias, Mariátegui demostraba una amplia simpatía por las luchas laborales y el sindicalismo; por ello, respaldó sin reparos la
huelga iniciada el 8 de julio de 1919 por el Comité
Pro Abastecimiento de las Subsistencias de Lima, que
congregó a obreros, estudiantes y empleados, de tendencias progresistas y socialistas.
- “El maestro
de la juventud”
convertido
en dictador
En el Perú eran tiempos turbulentos, porque hacía sólo cuatro días
antes (4 de julio de 1919) que don
Augusto B. Leguía había tomado
la presidencia mediante un golpe
de Estado. En efecto, don José Pardo y Barreda iba a terminar su período gubernamental y convocó a
elecciones. Leguía, que había llegado de Inglaterra, donde estuvo
desterrado, se presentó como candidato, contando con la adhesión
de los “constitucionalistas”, partidarios de Cáceres, “demócratas” de Piérola y “liberales”, de Durand, incluyendo a los jóvenes universitarios liderados por Víctor Raúl Haya de la Torre, que lo habían declarado “maestro de la juventud”. Su competidor era el “civilista” don Ántero Aspíllaga, dueño de la hacienda Cayaltí. Como había el rumor de
que el gobierno iba a anular dichos comicios, Leguía, con el apoyo de
la guarnición militar de Lima, se adelantó a cualquier maniobra fraudulenta, se rebeló y tomó el Palacio de Gobierno.
Casi todos los sectores de opinión tenían expectativas en el nuevo gobierno, menos los sindicalistas, progresistas y socialistas que eran apoyados únicamente por Mariátegui y Falcón.
Leguía, convertido en Presidente Provisorio, deportó a José Pardo y Barreda y disolvió el Congreso de la República, terminando la República
Aristocrática e iniciando la República de la Patria Nueva.
Con el poder absoluto en sus manos, a Leguía no le costó mucho disponer la clausura del diario “La Razón” y, como se trataba de castigar
al ideólogo de las luchas sindicales, el 8 de octubre de 1919 ordenó el
alejamiento de Mariátegui, dándole el curioso encargo de “agente de
propaganda periodística en Italia”.
Durante su estadía en el Viejo Mundo,
José Carlos se desempeñó como corresponsal del periódico “El Tiempo”,
entre los años 1920 y 1923, situación que le permitió estar siempre
en contacto con sus lectores peruanos, que iban creciendo cada vez más.
Sus crónicas versaban
sobre los acontecimientos más importantes de Europa, los que iba
comunicando a
Lima tras sus
viajes por Alemania, Francia,
Austria, Hungría,
Checoslovaquia y
Bélgica.
Mariátegui, ya sea en Europa o Asia, fue importante testigo del surgimiento de dos corrientes políticas encontradas, el fascismo y el comunismo. Ambas eran dictaduras, pero de diferente laya; una, con catadura conservacionista, y la otra, revolucionaria. Él, que ya en el Perú
se sentía ligado a las luchas sociales, en el Viejo Mundo terminó por
asimilar la ideología socialista, marxista-comunista, y esperó con ansias retornar a su patria para robustecer la alianza entre los universitarios y trabajadores.
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Mariátegui en Roma |
- Su matrimonio y retorno al Perú
En 1921 se casó en Florencia con la italiana Anna Chiappe y en dicho
año tuvieron a su primer hijo.
El 18 de marzo de 1923 regresó al Perú. Durante ese año y el de 1924
se dedicó a dar charlas en la Universidad Popular González Prada,
principalmente sobre el marxismo, del que en el Perú se convirtió en
su principal exponente, y sobre los problemas de posguerra.
En octubre de 1923 asumió la dirección de la revista “Claridad”, cargo que había quedado vacante al ser deportado Víctor Raúl Haya de la
Torre. Una de las primeras cosas que hizo José Carlos Mariátegui fue
convocar a la formación del frente único de los trabajadores, la central de todos los sindicatos.
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José Carlos y sus cuatro hijos: Sandro, José Carlos, Sigfrido y Javier. |
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En el patio de la casa. José Carlos y Anna.
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- Su lucha por la
supervivencia
física e intelectual
Lamentablemente, en mayo de
1924, la anquilosis infantil volvió
a atacar a su organismo, y para
salvarle la vida tuvieron que amputarle una pierna.
En 1925 fundó la Editorial Minerva, que publicó varios libros, entre los que destaca “Tempestad
en los Andes”, de Luis. E. Valcárcel.
En dicho año publicó “La escena
contemporánea”, que recopila
una serie de artículos sobre la
cultura y la política de la Europa
de entonces.
Entre los años de 1926 a 1930 se
desempeñó como director de la
revista “Amauta”, publicación dedicada a la divulgación de la
creación literaria y artística, y
que está catalogada como la mejor de su género en toda la época republicana.
Entre los años 1928 y 1929 fue
director del periódico “Labor”,
habiéndose caracterizado por
tratar de fortalecer el movimiento obrero y estudiantil, con mensajes a veces directos y otras veces subliminales a favor del socialismo.
Durante esos años fue asiduo colaborador de las revistas “Mundial” y “Variedades”.
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José Carlos Mariátegui, convaleciente de la primera crisis de su enfermeda |
- Ideas claras para sólidos
organismos sociales
El 7 de octubre de 1928 contribuyó de manera decisiva a la formación
del Partido Socialista Peruano que, años más tarde, se convirtió en Partido Comunista Peruano, rival del Apra en la lucha por la reivindicación social y en las preferencias de las clases más desposeídas.
Mariátegui, durante toda su prédica social y política, se inclinó a favor
del marxismo, pero de cuño peruano, lanzando el lema: “no queremos
ser ni calco ni copia sino creación heroica”.
En 1928 publicó “7 ensayos de interpretación de la realidad peruana”,
la síntesis de su pensamiento, una obra histórica que, convertida en un
clásico de las letras, fue una de las más traducidas, difundidas y leídas
de los últimos cincuenta años del siglo XX.
El 1 de mayo de 1929 formó la Confederación General de Trabajadores del Perú, entidad que nombró a sus delegados a la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana de Buenos
Aires, en junio de 1929.
- ¡Él murió pero sus ideas
permanecen!
El 16 de abril de 1930, luego de una segunda
recaída, Mariátegui dejó de existir.
Después de su fallecimiento, han seguido publicándose las recopilaciones de sus charlas,
conferencias, artículos principales y obras inconclusas de Mariátegui.
En 1950 se publicó “Alma matinal” y “Otras
estancias del hombre de hoy”, con artículos
suyos sobre cultura y filosofía.
En 1955 se publicó “La novela y la vida”, breves novelas de su creación y con notas curiosas.
En 1959: “El artista y su época”, “Defensa del
marxismo”, “Signos y obras e Historia de la
crisis mundial”, que recopila las conferencias
que había dado Mariátegui.
En 1960: “Temas de nuestra América”.
En el año 1969 se publicó “Ideología y Política” y “Cartas de Italia”.
1970: “Peruanicemos el Perú”.
1970: “Temas de educación y Figuras y aspectos de la vida mundial”.
1984: “Mariátegui total”, obra completa.
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Un mes antes de su fallecimiento. Marzo de 1930
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El feretro pasando por la esquina de la Plaza de Armas y la calle Pescaderia. |
“Aunque soy un escritor muy poco autobiográfico, le daré yo mismo
algunos datos sumarios. Nací el 95. A los 14 años entré de alcanza-rejones en periódico. Hasta 1919 trabajé en el diarismo, primero en ‘La
Prensa’, luego en ‘El Tiempo’, finalmente en ‘La Razón’. En este último
diario patrocinamos la reforma universitaria. Desde 1918, nauseado de
política criolla me orienté resueltamente hacia el socialismo, rompiendo con mis primeros tanteos de literato inficionado de decadentismo y
bizantinismo, en pleno apogeo. De fines de 1919 a mediados de 1923
viajé por Europa. Residí más de dos años en Italia, donde desposé una
mujer y algunas ideas. Anduve por Francia, Alemania, Austria y otros países. Mi mujer y mi hijo me
impidieron llegar a Rusia. Desde
Europa me concerté con algunos
peruanos para la acción socialista. Mis artículos de cada época
señalan estas estaciones de mi
orientación socialista. A mi vuelta al Perú, en 1923, trabajé en reportajes, conferencias en la Federación de Estudiantes, en la
Universidad Popular, artículos,
etc.”
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Mariategui y su maquina de escribir
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Fuente:
www.identidad-peru.com
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